miércoles, 3 de noviembre de 2010

MADRID EN GUERRA: LA IGLESIA

Había dos iglesias durante la guerra civil: la triunfante, del lado nacional, y la iglesia perseguida que era la que estaba en territorio republicano. La primera no solo fue la triunfante por encontrarse dentro del territorio victorioso nacional, sino porque los franquistas tenían una idea clara y conjunta de religión y patria. El apoyo del clero, fue importante como toma de posición político-ideológica, pero lo que fue aún más por su significación, como fuerza espiritual que se asocia a un conflicto bélico y lo justifica. La Iglesia achacaba a la influencia judeo-masónica, el que la población civil descuidara la moral cristiana del decoro y la honestidad.


El gobierno dio la autorización para que se fundieran las campanas de las iglesias y conventos, a fin de emplear el metal en el blindaje de automóviles de turismo, camiones y autobuses para l frente de combate. 
En Madrid, la Iglesia fue perseguida duramente, asesinaron a obispos y quemaron templos. Esta racción fue característica en los primeros meses de la guerra: luego, los repubicanos quisieron disimularlo, al menos de cara al mundo exterior.


Como justificación a esas persecuciones, los republicanos argumentaban que los curas luchhaban contra el Gobierno, cosa que ni ellos se creían, aunque sí incitaban oapoyaban la rebelión.


Las iras de los republicanos se dirigiron primero a las Iglesias. Iglesias y conventos fueron saqueados e incendiados indiscriminadamente. La Iglesia no había participado en el alzaminto casi en ningún sitio. 
Casi todas las historias que se contaron de que rebeldes disparaban desde los campanarios eran falsas, aunque a veces, los curas permitieron a los falangistas almacenar armas en sus sacristías. 
La Iglesia fue atacada porque la religión fue una de las cuestiones más atacadas dea l política en cuanto a críticas desde 1931, por la general subordinación del clero hacia la aristocracia, por la provocativa riqueza de algunas iglesias  y las sospechas el carácter secreto de las órdenes religiosas y los conventos. 
Algunas iglesias y conventos del centro se libraron de la destrucción gracias a la intervención del gobierno. 


Las irrupciones en el convento solían ser algo terrorífico, con derrumbes de puertas en estruendos de tiros en el aire. Pero la destrucción de imágenes y objetos del convento, o las mascaradas delos mlilicianos revestidos de ropa clerical, a menudo era acogida con grandes carcajadas. En adelante, tanto las iglesias destrozables como las usadas para almacenar o como refugios, estuvieron cerradas, igual que lo estaban las oficinas de los partidos políticos de derechas. 


Estos ataques fueron acompañados por matanzas de miembros de la Igleia y la burguesía. Muchos de estos crímenes se vieron sacudidos por frivoliadad . Ejemplo, una señora en el convento de Nuestra Señora del Amparo, fue rechazada por rechazar la proposición matrimonial que le hizo uno de los milicianos. 
Hubo casos aisladdos de monjas que fueron violadas antes de ser ejecutadas.


Los sacerdotes que no huyeron ni se exiliaron fueron considerados como hombres que habían escogido ese oficio, y no se les trataba e modo diferente, excepto que no se les permitía ejercer ni llevar el uniforme de sotana.


El número de muertos de eglares fue muy superior al de los eclesiásticos. Morían personas ilustres y sobreivían indígenas.4


En Madrid, donde los enemigos eran más numerosos, los elementos usados eran más sotisficados: los partidos políticos de izquierdas crearon unos cuerpos de investigación que se llamaban, siguiendo el modelo ruso, "checas". En Madrid había varias docenas. 
La más temida, la conocida como "Patrulla del amanecer", por la hora en que llevaban a cabo sus actividades.



No hay comentarios:

Publicar un comentario