sábado, 8 de enero de 2011

LA GUERRA CIVIL EN VALLECAS PARTE2

1. REPRESIÓN FÍSICA

Los campos de concentración funcionaron en los primeros meses de la posguerra, su función era la de agrupar al ejército republicano  simpatizantes, y a partir de ahí, proceder a la depuración sistemática de todo elemento considerado peligroso. Más de medio millón de españoles fueron confinados a estos campos,  ante la imposibilida de investigar cada caso, se pasó a la idea de que fueran los propios presos los que avalasen siempre su inocencia, siempre  cuando fuera respaldada por alguna persona significada de derechas que indicasen la no peligrosidad del cautivo.

En los camos, se daban condiciones infrahumanas, hacinamiento, frío, hambre, enfermedades, como tifus, parásitos, humillaciones, maltratos físicos y psicológicos, y en muchos casos, sacas arbitrarias para ejecuciones.

En Vallecas, muchas personas fueron detenidas en el antiguo estadio del Rayo Vallecano, convirtiéndose éste en u gran campo de concentración, donde se vieron recluídos gran número de vallecanos y madrileños, manteniéndose unos meses.

"Este campo estaba lleno de chinches,y morían la gente a la intemperie, muertos de frío, mojados por la lluvia, a que algunos llegaban heridos, y no les curaban. 

Se calcula que aproximadamente unas 400.000 personas pasaron por las cárceles franquistas durante el primer año de posguerra, para ello tuvo que improvisarse todo tipo de locales que permitieran a encerrar a todos los vencidos, aunque no reuniesen las mínimas condiciones, así se usaron conventos, caserones, iglesias, una ingente población reclusa, que llega a multiplicar por 10 el número de presos en relación a la capacidad de albergue, que recibió toda clase de vejaciones, donde se ejercitaba la actividad represiva del nuevo régimen para mantener a la población bajo la amenaza del terror, negándoles cualquier consideración humana.

La mortandad en las cárceles fue muy elevada debido a la ausencia de condiciones mínimas de habitabilidad. El hambre  las enfermedades diezmaba a la población reclusa, complementándose con las ejecuciones diarias.

Para evitar estos problemas de hacinamiento y enfermedades, se optó por liberar a los presos con penas menores, de tal forma que la poblacion reclusa, que se calcula en unas 280.000 presas para 1940, se rdujo a la mitad en 1943, pero la libertad concedida era sólo parcial, tenían que pasar diariamente por el cuartel de la Guardia Civil a pasar lista. 

Acabada la guerra, se puso en marcha ua masiva estrategia de tortura basada en brutales palizas, en muchas ocasiones hasta ocasionar la muerte, entre los torturadores había, desde falangistas a gente con familiares muertos en el conflicto, que empleaban tremenda saña vengativa, estos elegían a algún hmbre con especial significancia política, y los machacaban hasta que se cansaban.

También estaba la tortura judicial, en presencia de un juez militar, para que el detenido confesara supuestos crímenes o delatase a ciertas personas, y que finalmente firmaban cualquier declaración que el juez les pusiera por delante.

Muchos mlitares que ermanecieron fieles a la república fueron condenados  ejecutados por rebelión militar. A su vez,muchos civiles murieron, no por ningún delito concreto, sino por simples actos vegativos de represalias políticas, sin que hubiera delito de sangre de por medio.

"Recuerdo cuando mi madre decía que sonaba otro tiro, otro al hoyo. Tambén solía decir que Franco reunía a los presos, donde ahora está el campo de fútbol  les disparaban. Recuerdo además que decían que por la calle Peña Prieta le daban a las mujeres aceite de ricino para que se fuesen haciendo caca por las calles, y les cortaban el pelo al cero".

Se dieron muchos casos, sobre todo hata junio de 1939, fecha en que comiezan los juicios sumarios, de ejecuciones sin ningún tipo de razón mediante paseos, o justificados mediante la Ley de Fugas.


Un caso destacado es el de Amos Acero, que fue alcalde de Vallecas entre 1931-1939, tras sufrir un penoso proceso de encarcelamiento, donde fue cruelmente maltratado,  tras pasar por varios campos de concentración y cárceles, fue ejecutado en el cementerio de la Almudena el 16 de mayo de 1941.


Bajo el nombre de Redención de Penas por el Trabajo también funcionó la nueva maquinaria represiva del Estado, explotando la mano de obra presa para infinidad de obras públicas de reconstrucción  también para empresas privadas, a la vez que se esperaba la reeducación de esa clase obrera alejada de los principios nacional-católicos de los vencedores.


En estos batallones de trabajo, las condiciones de vida eran especialmente duras, produciéndose la mortandad por las mismas causas que en cárceles y campos.


Existían múltiplis modalidades, aunque todas con el mismo fin: Batallón Disciplinado de Trabajadores, Trabajos en Regiones Devastadas, Colonias Penitenciarias Militarizadas, Destacamentos Penales,  entro de las propias cárceles, los Talleres Penitenciarios.


2. REPRESIÓN ECONOMICA


Con la Le de Responsabilidades Políticas se castigaba a aquellos que habían participado en la defensa de la República,  en caso de que hubieran muerto, sobre sus familiares, dándose una sanción económica de diferente grado,  se calculaque más de 300 mil personas fueron sometidas a este trámite.


Una verdadera represión económica a gran escala, que seguía en la línea de intimidar  aterrorizar a aquellos desafectos con el régimen Franquista, muchas personas quedaron arruinadas por esto. Esta le no se derogó hasta 1945, aunque los expedientes iniciados siguieron en archa unos cuantos años más.


La posguerra fue muy dura paral os vencidos, un clima de penuria y escasez, marcado por las largas colas y las cartillas de racionamiento, donde el estraperlo se constituyó en muchos casos, en la única forma de supervivir. 
Por otro lado estaban los del lado vencedor, que con las pequeñas ventajas que el régimen les concedía, podían soportar de mejor grado las penalidades,  donde muchos aproecharon su vinculación hacia los vencedores  para realizar jugosos negocios al amparo del extendido estraperlo.

"Entonces no teníamos ni dos reales ... pero iba al economato de RENFE y cargaba con todo. Cuando terminó la guerrra, íbamos por ahí, de noche, de estraperlo. Salíamos a la estación a recoger el paquete que le marido mandaba. Traía poquito, pues si venía muy cargado se lo quitaban todo. Los estraperlistas lo metían todo por debajo del asiento del tren, y llegando a Vallecas, lo tiraban por la ventana. Ahí estaban otros esperando para recogerlos ..."



"Al poco de acabar la guera comenzó el estraperlo. La tahona estaba en la calle Melquiades Biencinto, esquina a la calle Argente. El pan estaba racnoado, pero en la panadería se hacía de más, vendiéndose luego al estraperlo. Mi madre vendia pan en la Albufera, donde estaba una pastelería llamada Colunba. Allí vendían tabaco  pan. Muchos eran los que se ponían a vender, pero siempre atentos a la llegada de los vigilantes del Ayuntamiento. Había uno con una cicatriz en la nariz que le apodaban "Moco Lindo". Pero quienes perseguían más era la Guardia Civil. Si la cogían, le quitaban todo y la dejaban detenida unas horas en el cuartel. Siempre he corrido de estos guardias, pues pese a no vender, siempre llevaba algún paquete para relevar a mi madre ...".




Recién terminada la contienda, España se convirtió en un estado policial, cualquier persona podía interponer una denuncia a otra, acusándole de ningún fundamento de delito. Muchos aprovecharon la ocasió para zaguar antiguas disputas, quedarse con bienes personales del denunciado ... en un clima de total arbitrariedad.


"Cuando detuvieron a mi madre en casa, le sacaron toda la ropa del baúl y el retrato de Pablo Iglesias. Luego encontraron un cuarto donde teníamos muchos periódicos  los tiraron todos al patio, destrozándolos. Nos quitaron 19 duros que mi hermana había ahorrado trabajando en San Sebastián y que mi madre guardaba. 


En general, las casas e las personas de izquierdas fueron saqueadas por los falangistas. Cuando se tomaba una ciudad o pueblo, se confiscaban sus bienes de los ejecutados o encarcelados.


"Teníamos una tienda,  si los policías sabían que eas de izquierdas, abusaban, venían a por bocadillos gratis todos los días y tenías que callar  acatar órdenes.


Ha dos leyes básicas oara enjuiciar a los republicanos: la Ley de Responsabilidades políticas de febrero de 1939 y Ley de Represión de la Masonería y el Comunismo de marzo de 1940.


El Cóigo de Justicia Militar se aplicó hasta 1948, momento en el que se dio por finalizado el estado de guerra, con la paradoja de la ejecución de los militares por rebelión cuandohabían sido ellos los que habían permanecido fieles al Gobierno democráticamente elegido.


Los Consejos de Guerra no eran más que una farsasin ningún tipo de garantia para el encausado, no era necesario aportar pruebas, sólo bastaba con la declaración firmada por el acusado, en la maoría de los casos, firmada tras una gran paliza.


"Cuando acabó la guuerra, el sobrino y la madre del duño de la fábrica donde yo trabajaba, me denunciaron, ya que antes yo habìa denunciado el derecho de una compañera que sería madre soltera, y también que le dieran a varias muchachas el permiso de una semana de vacaciones. Vino un policía y me llevó a Gobernación, esqauina entre Carreta  Sol, la lista de acusaciones era enorme, y la policía le urgía a que firmase mi declaración, algo a lo que acepté. Entonces, vino otro, y le dijo que la fulana había firmado, algo que me salvó".


En Madrid, lso consejos se celebraban en Las Salesas, casi siempre colectivos, donde se hacía un escueto resumen del acusado y estos no podían defenerse, en todo caso, uno de ellos en nombre de todos.


Los expedientes de depuración sirvieron para separar claramente a vencedores  vencidos en el entramado social, asegurándose la fidelidad de aquellos que habían obtenido alguna ventaja por concoer a alguien influyente del bano nacional, aparte de la libertad que daba saberse libre de sospechas y moverse con cierta tranquilidad. Lo contrario era con los que simpatizaban con la República, a quienes el temor a las represalias les obligaban a vivir en el miedo y la amargura, viendose obligados a dar avales para poder aarecer como no sospechosos ante los ojos ancionales.


"En los primeros días, a las mujeres les rapaban las cabezas, las obligaban a tomar aceite de ricino y las paseaban en paños menores por las calles para sembrar el terror en los barrios obreros. Por las mañanas, se veían a las mujeres a las que habían fusilado a sus hijos y maridos. La clase obrera estaba horrorizada ante la represión.


3. REPRESIÓN IDEOLOGICA


Para los vencedores, nada que presentase a la república podía ermanecer intacto, por lo que, una vez consolidado el régimen, se creó un imaginario que exaltaba la "Cruzada"  vilipendiaba todo lo relacionado con los vencidos, a base de monumentos, dsfiles, placas conmemorativas, nombres de calles, fiestas militares y religiosas, enseñanza sesgada ... mentras que los vencidos sólo tenían el silencio por respuesta, por miedo a las represalias.


"Miedo pasamos mucho, no nos atrevíamos a salir de casa. En cierta ocasión llegaron a mi casa preguntando por mi padre y les dijimos que estaba preso. Por poco nos matan a todos. Nos trataron con desprecio, nos maltrataron, si la guerra fue mala, aquello fue lo peor".


"Se vivía con mieo, no podías hablar con nadie. Mi hermano Leo salió una de las veces a saber la hora que era, y se dirigió a la esquina, al Hotel,  dos chicos chulos se lo quisieron llevar para darle una paliza. Al ver que tardaba, salí a corres a buscarlo, y lo encontré en el suelo, lo abracé, pues uno llevaba una pistola y el otro le conocía, Menos mal que el reloj de casa se quedo parado y mi madre fue también a ver la hora, algo que nos salvío la vida.


Para ensalzar al ejército se dijo que en todas las Iglesias españolas se ensalzase el nombre de José Antonio Primo de Rivera, fundador de falange, y el de todos los muertos nacionales, asímismo las ciudades cambiaron el nombre de muchas calles por el de nombres heroicos nacionales.


También se trató de configurar una nueva fisonomía para la ciudad, acorde con al nueva idea de España, Madrid se iba a convertir en banco de pruebas de arquitectos españoles, por lo que Falange le dio a Vallecas el pribvilegio de seruna de las primeras ciudades en ser reconstruidas.


En la escuela se fomentaba la división existente durante la guerra, educando a los niños y niñas en los nuevos valores del Estado franquista, parecía que más que educar, trataban de sacar a militares fervorosos. El estigma de ser hijo de un rojo no se quitaba con facilidad. Muchos niños pasaron muchos días e hambre hasta que no aprendieron el Cara al Sol para que Auxilio Social les diera de comer.


"En esa época, antes de comenzar las clases, nos formaban como soldados, y teníamos que cantar a la bandera con la mano extendida. A mis amigas lasoía decir que el padre de una de ellas tenía en casa una bandera de la I Repúblcia, y el colegio se las ingenió para que la niña se lo confesara al cura, con lo que a causa de ello, lo metieron en la cárcel, por lo que de silencio de confesión mentira"

Otra imposición fue que todo aquel que ejerció el servicio militar bajo la república tendría que repetirlo, había que adoctrinar en la nueva moral católica fascista de lso vencedores  con tres años que duraba entonces el servicio militar, se consideraba suficiente para considerar la tarea exitosa. 

"Donde paraban las camionetas, Vallejo creo, bajabamos,  tenían que ser primero los derechistas los que montaban en las camionetas. Un día se montó el jaleo porque los falangistas, siempre con sus insignias tenían que ir sentados. 


D. REPRESIÓN LABORAL


Otro aspecto fue el de la muerte de miles de civiles que fueron apartados, degradados de sus puestos, o simplemente despidiéndolos. Se establecían las sospechas sobre todos los miembros de la Administración, que tenían que demostrar mediante declaraciones judiciales o con avales, que eran leales a España y a Franco  que nunca habían pertenecido a ningún partido o sindicato simpatizante de la república.


"En la posguerra, mi padre no pudo ser guardia, pues lo fue de los rojos. Luego se puso a buscar hierros, cristales, bombillas, bombas explotaas, para venderlas en  el mercado y comer los tres que éramos en la familia".

Se dpuró a los trabajaores de la Administración, periodistas, médicos, abogados, profesinales, reservándose un cupo del 80% de las plazas a individuos vincuolados al bando nacional.

Se vivía bajo la psicosis del aval, cualquier persona era sospechosa, y los obreros debían emostrar con varios avales que no eran sospechosos de ser republicanos.


La ola de violencia de posguerra generó que muchos huyeran a las montañas a supervivir, casi siempre a la defensiva.


A partirde la acción armada rural, también hubo un intento de guerrilla urbana, que apenas tuvo éxito. Pese a todo, continuaron siendo personas comprometidas, debido a la existencia de familias encarceladas, creándose redes de ayuda a los encarcelados. En la organización de estas redes Vallecas tuvo un papel relevante, destacando Redes de Ayuda de las Juventudes Libertarias del Puente de Vallecas

LA GUERRA CIVIL EN VALLECAS PARTE1

La II República surge casi como  una fiesta, tras las elecciones celebradas el 12 de abril de 1931, en las que los representantes monárquicos pierden toda representación en las principales ciudades, proclamándose la II República a los dos días, el 14 de abril. 

Esta fiesta apenas tuvo continuidad, pues casi de inmediato tuo que enfrentarse a una serie de problemas entre el proletariado  el campesinado, que exigían reformas urgentes,  las clases privilegiadas que ven peligrar su posición, todo eso hace que la vida de la II República entre en una espiral de violencia que provoca el fatídico levantamiento militar, que se inicia en Melilla, al norte de Marruecos el 17 de julio de 1936,  que al día siguiente se extiende por toda la península.

Cuando se produce el levantamiento, una buena parte del ejército  de los cuerpos de seguridad se suman a él, pero también existe un importante contingente que permanece leal a la República que, unido a la impresionante movilización popular que se produjo en todos los partidos del Frente Popular que se habían estado preparando para esta eventualidad, hace que el mapa de la península quede dividido en dos sectores bien diferenciados.

La extraordinaria movilización obrera, unida a una evidente ebilidad del gobierno leítimamente elegido, propició que se diese en la zona republicana una situación revolucionaria, donde se veía la ocasión prefecta para implantar todas las reivindicaciones que desde la II República se estaban reivindicando,  que no había sido posible llevar a la práctica.

La ola de extremada violencia que se dio en todo el territorio sólo se entiende si se si se tiene en cuenta la enorme polarización de la sociedad española, uno de cuos lados era el Frente Popular, compuesto por todos los partidos de izquierda, republicanos, socialistas, comunistas   parte de las clases medias y la burguesía, aglutinaos en torno a un ideal republicano, popular  antifascista.  el otro, compuesto por el bloque de derechas, donde se integra también un conjunto muy heterogéneo de fuerzas como monárquicos, carlistas, tradicionalistas, militares, católicos, terratenientes, fascistas ...

La guerra civil epañola, desde el principio se concibió como una guerra de extermino deloponente, no sólo había que vencer al contrario, sino aniquilarlo  para ello se usaron todos los medios al alcance para conseguir el objetivo.

La revolución militar, al igual que la revolución social que se da en el lado republicano, ponen de inmediato en funcionamiento una impresionante estrategia de exterminio en ambos lados.

El propio Franco comentó que "no dudaría en fusilar a media España si el precio a pagar para pacificarla es ese",  matar masívamente a campesinos y obreros era el reconocimiento de que la España de orden que buscaban los militares sublevados iba por el camino correcto, al igual que para los revolucionarios el asesinato de clérigos  grupos dominantes era la constancia que el camino hacia la revolución se había iniciado.

Es decir, los asesinatos en la zona rebelde se producen como consecuencia de una decisión fríamente calculada por parte delos altos mandos, apoados por la Iglesia Católica, legitimadora moral de dichas acciones encaminadas a la formaci´no del nuevo estadototalitario basado en el terror. La violencia era un fin en sí mismo, con absoluto desdén a los derechos humanos, una demostración del Estado Militar, católico y fascista que se quería implantar,  esa labor de limpieza se prolongaría durante muchos años tras acabar la guerra, para consoliar su gobierno.


Los asesinatos en zona republicana se producen como consecuecia de la desaparición del Estado, incapaz de controlar a lso elementos revolucionarios que desde un principio pugnan por hacerse con el control de la situación,  de hecho estas ejecuciones sumarias fueron desapareciendo a medida que el estado nuevo se fue consolidando.


Para el caso de Madrid, las fases de rpresión se pueen dividir en tres periodos:
- Una primera fase, que transcurre desde el alzamiento militar hasta principios de 1937, donde se da una represión  por parte de grupos incontrolados, a pesar que a finales de agosto de 1936 se crearon tribunales populares para juzgar delitos de rebelión, que incorporó elementos de jurisdicción militar, así como el procedimiento sumarísimo,  que poco a poco fueron terminando con las acciones de los grupos incontrolados, acabando las milicias sometidas a la disciplina del ejército.


- Una segunda etapa, hasta el final de la guerrra de represión controlada por los distintos tribunales constituidos, que si por un lado evitó sacas y paseos también permitió cierta actividad de los espías y quintocolumnistas, que se organizaban y actuaban con creciente eficacia dentro del sector republicano, motivo por el que en agosto de 1937 se creó el Servicio de Inteligencia Militar (SIM), dedicado a desenmascarar actividades contra la república,  que resultó bastante efectivo  en esarticular numerosas redes de espionaje  sabotaje.


- Un tercer periodo de represión física, económica e ideológica dirigida hacia la población que había combatido en el bando republicano, y que abarca desde el final de la guerrra hasta el fin de la década de los cuarenta.


En Vallecas se produce una rápida movilizacion, a que las organixzaciones obreras  sindicales, al igual que en el resto de Madrid, llevaban tiempo temiendo un levantamiento militar, estas organiacinoes pasan pronto a ejercer el control de las calles.


El PSOE tenía su sede allí desde 1932, en la calle Concordia nº6, ademas de existir otros locales de partidos republicanos.


En Madrid, el levantamiento no triunfa, debido a la división de los militares  a la lealtar del cuerpo de Guardias de Asalto, así como la rápida movilización  de las bases de los partidos políticos  sindicatos.


"En mitad de una plícula que se estaba ofreciendo en el cine nde verano "San Méndez", situado en la calle Felisa Méndez, actual callle de Monte Igueldo, pararon la proyección para comunicara todos los miembros de partios políticos y sindicatos, se presentasen de inmediato en sus respectivas sedes para organizarse  defender la República. 

Los militares sublevados, junto con falangistas movilizados, se hicieron fuertes en el Cuartel de la Montaña, que será tomado al asalto el 20 de julio por militares fieles a la República  obreros armados, ejecutando tras su tomaa más de un centenar de sublevados  al propio General Fanjul, que tras ser juzgado, fue fusilado. El clima de terror se impuso desde el principio.


Desde el momento en el que se extiende el rumor de la rebelión militar, en aquel caluroso viernes 17 de julio de 1936, los obreros vallecanos, al igual que otros, pensaron que había llegado el momento de la revolución social que tanto anhelaban. La gente comenzó a salir a la callle en cmaino a las organizaciones sindicales  políticas a las que pertenecían, exigiendo armas para defenderse.


En Vallecas existía la  Casa del Pueblo del PSOE, y casi enfrente, la sede de la CNT, en ambos locales funcionaban los colegios  servían como lugar de reunión y actividades escolares para los obreros del Puente de Vallecas. 


"Todos sabíamos que iba a producirse el levantamiento, por lo que muchos llevaban días sinn dormir en sus casas, pendientes de las movilizaciones. En el meor de los casos, tenían unas cuantas pistolas, pero nada más, con lo que pasaban las noches tumbados en los bancos de casa seccion guardando el momento".


Dentro de los planes del alzamiento,los insurgentes pensaban que el alzamiento no triunfaría en Madrid porque los rebeles tendrían que prepararse para resistir en los cuarteles  sitios estratégicos hasta la llegada de los nacionales.


"Cuando llegó la guerra nosotros sabíamos que ya sabían que se estaba parapetando en el Alto de los Leones los franquistas,  pasaban mucha munición por aquí por la carretera de Valencia,  es que en Vallecas había un polvorin,  de ahí sacaban la munición".


En Vallecas se oganizaron rápidamente milicias obreras para organizar las actividades básicas de abastecimiento, se crearon comités en todos los barrios,montando comedores comunales con la comida y utensilios de cocina requisados  se funcionaba mediante vales.


"Cuando estalló la guerra, en el convento de frailes que había en la carretera de Valencia, actual avenida de la Albufera, cuando fuimos nosotros allí, a no había nada, sólo la cocina. Entonces comenzaron a movilizarse y se preparó para llvar comida a los soldados  se comenzó a preparar a gente para que guisara, cocineros,  se recuperaron muchos cacharros. Ese convento quedó como Cuartel General  de allí saldría el 49 batallón  que comandaba el Coronel Lacalle, aparte de ese batallón, surgieron otros muchos".


Estss milicias también se encargaron del control de la represión, a que difícilmente se veían guardia de asalto  ejerciendo tareas e vigilancia ya que los que habían permanecido fieles a la República  se centraron en los puntos más estratégicos de la capital. 
Fueron las milicias obreras las que comenzaron a ejercer a partir del 19 de julio empezaron a ejercer la labor de policía, solicitando documentación, realizando registros, incautando vehículos  establecimientos...


Se dieron una serie de etenciones sin apenas control únicamente por la apariencia o testimonio de alguna persona que acusaba a otra, sin que para ello se pudiese demostrar pruebas para el sospechoso, creando un clima de terror contra cualquier sospechoso e ser contrario, o simplemente poco afín a la República. Este movimiento espontáneo de la población no dejó de ser caótico, por lo que dentro de estos grupos fue inevitable  que se mezclasen individuos  más interesados por el pillaje que en la consolidación de la organización de la incipiente revolución.


En un primer momento en el que la autoridad del Gobierno prácticamente es inexistente desbordado por larapiez  magnitud de los acontecimientos por parte de grupos incontrolados, se producen múltiples detenciones y ajusticiamientos, sieno los principales objetivos los militares antirrepublicanos el clero, pero también se incluían políticos conservadores, comerciantes, burgueses, católicos ...


"Sacas", que erael resultado de sacar a gente de las cárceles para asesinarlas,  que tuvo como escenario principal la Cárcel Modelo; "paseos", gentes que eran asesinadas por alguna organización sin ningún tipo de juicio;  las "checas", que eran cárceles improvisadas organizadas por partidos y sindicatos con el objetivo de investigar acciones contra la República, de donde se sacaban a los detenidos para fusilarlos. , concentrándose la maoría de estos ajusticiamientos en los primeros días de agosto, septiembre, octubre y noviembre de 1936.


Dentro de la destrucción revolucionaria encaminada a terminar con el orden existente fue la Iglesia  todo lo relacionado con ella, la que sufrió las peores consecuencias, se desató una furiosa persecución hacia lo religioso, curas, frailes,  fieles, quema de iglesias y conventos. La población identificaba a la iglesia como la sustentadora de los sectores privilegiados, en detrimento de las clases populares, por lo que atacar a la Iglesia suponía atacar a la parte más visible del modelo Estado que se quería superar.


Así sucedió el 12 de agosto de 1936, donde unos 250 prisioneros, significados derechistas  miembros del clero, procedentes de la Catedral de Jaén que había sido habilitado como cárcel, fuero traídos en tren hasta adrid. Entre los presos más destacados, el obispo de la diócesis de Jaén, Manuel Basulto Jiménez.


La idea de traerlos a Madrid era la de evitar precisamente que esas personas cayeran en manos de extremistas del campo republicano dispuestos a tomarse la justicia por su mano  de forma sumaria, transportándolos a las prisiones de Madrid, pero al llegar a Vallecas, numerosos milicianos y civile, se hablan de dos mil, se encargaron de que estos no llegaran a su destino, apoderándose de los presos, no pudiendo hacer nada la guardia civil  que los escoltaban para detener a los asaltantes.

Allí, murieron asesinados la maor parte de los presos, incluidos el obispo, el dean  su hermana, de quien se encargó una miliciana apodada "La Pecosa".

Ante el avance de las tropas nacionales, el gobierno hue a Valencia, quedando en Madrid una Junta de Defensa bajo la presidencia del general Miaja. En aquellos días, los habitantes de Vallecas, al igual que los de Madrid, vivían una situación de peligro constante, las tropas nacionalistas podían entrar en cualquier momento, sobre los tejados sobrevolaban los aviones que descargaban municiones, la ciudad estaba sitiada  nadie estaba totalmente a salvo ante una denuncia injustificada que le llevara a una checa o bien caer bajo los disparos de los "pacos", francotiradores nacionalistas que actuaban de forma oculta, se vivía bajo una constante  terrible tensión, a lo que había que unir una creciente dificultad para abastecerse de los recursos más básicos, como pan, alimentos, medicina o ropa de abrigo, que provoca un rçapido aumento de los precios.


Cuando se producía alguna situación desesperada, producto de los bombardeos, o ante inminentes ataques de los sublevados, se volvieron a producir sacas en las cárceles  ejecuciones masivas, como el caso de los más de mil ejecutados en Paracuellos del Jarama, que ante el cerco e las tropas franquistas a Madrid a partir del 6 de noviembre.


Fueron sacados de las cárceles y ejecutados entre el 7 y 8 de noviembre de 1936, sacas que no pararían hasta finales de diciembre, siendo ejecutados unos 2700 presos,  siendo la mita de ellos militares.


El cerco a Madrid afectó a Vallecas, al igual que a otros barrios de Madrid, acentuándose los bombardeos, la escasez, el miedo,  también acrecentó las ejecuciones ante el temor que los nacionales tomaran la ciudad.


"El 6 de noviembre, en el Puente de Valllecas, ha caído un avión enemigo y capturado a un piloto de nacinoalidad italiana".
La población civil articulada or los partios políticos, sindicatos, o simplemente asociaciones de vecinos, contribuen a evitar que la capital caiga en manos de los franquistas.
"El Comité de casa de la calle Jaime Vera número 16, en el Puente de Vallecas, viendo la necesidad de hacer frente a la lucha antifascista ha recaudado una gran cantidad de ropa de abrigo para heridos y combatientes,  para hacer frente a los gastos de sostenimiento del SRI ha entregado una importante cantidad suscrita en metálico, con la que se recibirán medicinas".

Los frentes estuvieron principalmente en la zona oeste y sur de Madrid, en torno a laCiudad Universitaria, Carabanchel  Usera,  en 1937, la zona sureste, en la que se dio la conocida como Batalla del Jarama.

Aquí se vieron bastante afectadas las zonas de entrevías, El Pozo y Villa de Vallecas. El 6 de febrero de 1937 los nacionalistas inician una ofensiva en la zona sureste de Madrid, con el propósito de cortar la carretera de Valencia, que servía de enlace con el gobierno ahora en esa ciudad,  que era una de las principales vías de suministro de Madrid,  en definitiva, la zona de contacto con zona republicana.


De forma que, mantener esta vía abierta de contacto con los republicanos  cortarla para los nacionalistas, se convirtió en uno de los principales objetivos de ambos bandos, viéndose todo en la Batalla del Jarama. Los nacionales atacaron con 5 columnas, compuestas por legionarios  marroquíes, dirigidos por el general Varela, en un frente que alcanzaba los 16km.


Los nacionales consiguieron cruzar el Jarama el 11 de febrero,  pero el 16 los nacionales son obligados a replegarse más allá del Jarama,  al día siguiente, son expulsados del tramo conquistao el día anterior perteneciente a la carretera e Valencia, por detrás del Manzanares.


Finalmente, el 27 de febrero, el frente se estabiliza entre el alto del Pingarrón  San Martín de la Vega, situación que duraría hasta el final de la guerra. Esta larga batalla, cuo frente llegó a las puertas de Vallecas, supuso uno de los peores momentos para el barrio, debido  los bombardeos aéreos o baterías, y el cañoneo fascista, especialmente por el barrio de Entrevías, más próximo a la línea del frente, siendo arrasado  tenieno su población que ser evacuada.


"Me acuerdo que en el patio de mi casa, junto al Puente de Vallecas, había un refugio,  cuando sonaban las sirenas, todos los vecinos nos metíamos dentro o corríamos con colchones a dormir a las vías del Metro".

Asímismo, la zona del Puente de Vallecas se vio afectada por los enfrentamientos, debido a los intensos combates aéreos que se vivieron esos días durante esta batalla,  las bate´rias aéreas de la Legión Cóndor, instalada en El Cerro de los Ángeles, cayendo muchos proyectiles en diferentes zonas del barrio. Caeron bombas en la carretera de Valencia, en la calle doctor Salgado. Una bomba caó junto a la entrada del metro, destruyendo parte de la boca de entrada y el túnel que usaban los vallecanos para refugiarse de los ataques aéreos.

Este es un parte de guerra:
"Nuestra aviación bombardeó eficazmente las posiciones facciosas de Pinto y Getafe. En Madri hubo actividad artillera. La artillería enemiga cañonearon nuestras posiciones en Casa de Campo, Vallecas ..."


Esta es ahora una descripción del estado de Vallecas tras los bombardeos:
"En la tarde del 20 de enero, un sólo avión Junkers volaba bajito sobre las casuchas de Vallecas, dejando caer un rosario de bombas en una plaza donde las mujeres cosían al sol  los niños jugaban. Encontré allí al adre de 3 niños asesinados allí. La casita del hombre, que era un vendedor de pescado ambulante, había sido destruía por 7 bombas pequeñas. La mujer había caído muerta en la puerta con el niño agarrado del pecho. Las dos chicas maores murieron en el acto".


A partir de finales de febrero de 1937, el frente se volvió a estabilizar en torno a un arco que próximo al Manzanares, iba desde Pozuelos hasta Vallecas. A partir de aqui la guerra directa no iba a afectar tanto a la población de Vallecas, pero se acentuaron las carencias  privaciones provocadas por la guerra, escasez a la que había que unir la llegada de refugiados huidos ante el avance de las tropas nacionalistas  que apenas encontraban un sitio para encontrarse.


A medida que avanzaba la guerra  la gente se concienciaba que era muy difícil ganarla, empezó a cundir el desánimo ante las sucesivas derrotas republicanas  la prolongación del conflicto, lo que hizo que la gente fuese tomando una actitud más pasiva hacia el conflicto, olvidando pronto el espíritu del "No pasarán", qure hizo célebre al Madrid de 1936.

En este ambiente aumentó la acción de los espías  quintacolumnistas, que no se limitaban al espionaje, sino que su labor consistía en llevar a cabo todo tipo de acciones destinadas a minar la República, con actos de sabotaje a los abastecimientos, en el frente, pasando a la zona nacional personas contrarias a la República que estuviesen en peligro o fuesen reclamadas por Burgos, captar agentes en puestos estratégicos y propagar rumores que desmoralizaran la resistencia republicana.


Al teminar la guerra, muchas personas pudieron demostrar el doble juego que habían seguido durante la contienda, individuos que habían pasado por fervorosos republicanos se descubrieron como partidarios de los nacionales  hubo muchos que, para evitar represalias, optaron por mostrarse fervorosos admiradores franquistas.


Asímismo se descubrieron que personas destacadas de partios de izquierda ocultaron a derechistas o miembros del clero ante el temor de que fueran ejecutados injustamente. 


"Al terminar la guerra se destaparon muchos, que no te los esperabas, encontrabas a gente con la camisa azul ... había aquí unos que los llamábamos "los lecheros", que eran de las Juventudes Socialistas, y su padre también del PSOE, que tuvieron a una monja en su casa. También Julián Vinagre,  entonces, concejal socialista, escondió a un familiar de los Marqueses de Urquijo en su casa ..."




Pese a la aplastante victoria obtenida por las tropas franquistas  la evidente desarticulación de todas las organizaciones comprometidas con la República, el nuevo estado nacionalista pretende hacer inviable cualquier intento de reorganización obrera.


Se inició una implacable represión, donde la violencia  el terror constituen los ejes fundamentales para a consolidación del Estado franquista, condenando a los vendicos a una total humillación  marginación en el más amplio sentido de la palabra, marginación social, económica, política, cultural, laboral, produciéndose un fenómeno de maniquea reinterpretación e la historia, que ensalza a los vencedores y estigmatiza a los vencidos.

Con el nuevo régimen desaparecen los partidos políticos y sindicatos, aunque alguno de sus miembros traten de continuar con la clandestinidad, surge el partido único llamado Falange  Española Tradicionalista  de las Juntas Ofensivas Nacinoal Sindicales (FET-JONS), quedando las antiguas sedes de los partidos confiscados.


Finalizada la guerra, el destino de los perdedores podía pasar, desde los juicios sumarios  condena a muerte, a los campos de concentración, batallones disciplinados de soldados o trabajadores, colonias penitenciarias, cárceles ... En Valleca,s en la calle Picos de Europa, en un antiguo cuartel de la Legión Cóndor conocido como el "Molinonuevo", se instaló un cuartel de la Guardia Civil, con el objeto de controlar políticamente a la población, que trataba de huir del Madrid Nacionalista a través de la carretera de Valencia.


Cualquier persona podía ser perseguida, por una mínima denuncia, necesitando de un aval por parte de algunas personas de confianza del régimen en el que se asegurase que la persona era inocente,  que no había pertenecido a ningún sindicato o partido político relacinoado con la República.


En Vallecas existía una fábrica de gorras  sombrero de pajas,  allí se instaló un uesto de control policial-laboral, dond todos aquellos obreros que quisieran conseguir trabajo, tenían que presentarse allí si querían tener el visto bueno para poder conseguir un empleo. Para muchos, aquello supuso el directo encarcelamiento.


"Mi hermano fue a apuntarse allí, y yo le decía que no fuera, que más le valían que lo coiesen en casa. Se apuntaba porque los reclamaban, porque era un obrero digno  se tená que apuntar para que le hicieran el saneamiento. Entonces, le pegaron una paliza que le rompieron la mitad de los dientes,  luego lo metieron preso en la cárcel de Porlier".


El caso del asesinato del obispo de Jaén a principios de la contienda, supuso un estigma para todos los Vallecanos, quienes eran perseguidos por tal hecho  asesinados por la imposibilidad de demostrar que no estaban en el tren.



















jueves, 6 de enero de 2011

ROSARIO LA DINAMITERA

Rosario Sánchez Mora, conocida como "La Dinamitera", nació en Villarejo de Salvanés el 21-4-1919.

Su padre, Andrés Sánchez, tenía un taller donde se fabricaban carros, galeras y aperos de labranza en su pueblo natal, y su madre murió antes del estallido de la guerra. Vivió en Villarejo hasta los 16 años, fecha en que se fue a Madrid, 1935, a casa de unos amigos que la habían cuidado desde que su madre murió.

A su llegada a Madrid se hizo militante comunistay trabajaba como a prendiz de corte y confección en un Círculo Cultural de las Juventudes Socialistas Unificadas en Madrid cuando estalló la Guerra Civil.

Rosario tiene 17 años. España, julio de 1936. Si en algo cree, es en los ideales de la República que ahora estará en peligro; avanzan las tropas de Franco.
Por eso, hace un año que se afilió a las Juventudes Socialistas Unificadas, y por eso ahora, cuando unos soldados irrumpen en el aula pidiendo voluntarios para el frente, ella levanta la mano. ANtes reflexiona:vinieron a pedir voluntarios a una clase de corte y confección. Ya no debe ser un impedimento el ser una mujer.Y soy mujer. Además, hoy me he hecho la permanente y dado que me he uesto esta falda de voados, se me nota aún más.
Mientras uno de los soldados le dice dónde y a qué hora la esperan mañana para subir al camión, darle el uniforme y las dos o tres instrucciones básicas para manejar el fusil, Rosario sigue con su mano derecha levantada. Es la misma mano que meses después tomará prestada Miguel Hernandez para escribir uno de los poemas más emblemáticos de la guerra civil española.

Rosario luchó en el frente, y si bien no le tuvo tanto miego al enemigo, temblaba ante su condición de mujer, pero no por la falta de respeto a los chicos, que jamás se propasaron y siempre la trataron como a uno más, hasta el punto que ni siquiera sabían cuál era su nombre.
Como seña particular, entre tanto uniforme, se trataba de una chica, la llamaban "la muchacha", por ello, el abreviativo de "Chacha".
"Y quiero dejar bien sentado que fueron muchas las milicianas que supieron comportarse con una moralidad intachable en todos los terrenos. Con mis 17 años recién cumplidos, entré sin novio y virgen y salí de allí virgen y pura".

Si no era por la virginidad o por la muerte, el miedo era que tal vez era cierto que el sexo débil era el femenino: "en mi parapeto estaba yo sola con 25-30 chicos y aprendí a luchar metida en la tierra con un mosquetón que pesaba 7kg. Pero por las noches hacíamos guardias de una hora, pasándonos de uno a otro el único reloj que teníamos. Cuando me tocaba a mí, temía pues pensaba que era más torpe que los hombres, y que por mi culpa, el enemigo podría descubrir y atrapar al grupo". 

Por defender al gobierno legítimamente establecido, Rosario cobraba un jornal de 10 pesetas diarias y una ración de comida.Luego de dos semanas de enfrentamientos, en las que ograba contenr a los rebeldes nacinoales, la guerra en la sierra dejó de ser una batalla abierta  para convertirse en una batalla de posiciones. Por eso, destinaron a la Chacha a la sección de dinamiteros. 

Si el enemigo hubiera sabido cómo y qué instrumentos usaban los republicanos para armar sus instrumentos, hubieran ganado rápido la guerra. Mientras los nacionales tenían bombas de piña y armas modernas, en la unidad de Rosario se elaboraron armas letales con latas de leche condensada y clavos. "Un compañero minero asturiano, era el encargado de colocar el fulminante, y nosotros las lanzábamos". La misma mano que una dinamita arrancó de cuajounos segundos antes e que Rosario pudiera lanzarla. Estuvo interna en un hospital para heridos de guerra una semana y de allí tuvo que salir ates de tiempo para huir del enemigo, que ya había tomado la Ciudad Universitaria. Cuentan que la noticia corrió de boca en boca, y que enterado del accidente, fue a visitarla el mismo Ortega y Gasset. "Me dijo que me iba a regalar un frasco de perfume y una caja de bombones. Yoe le dije que no, que lo que quería era una pulserita echa con balitas que llevaba su ayudante.Y es qu lo único en lo que yo pensaba era en volver al frente". 

Y Rosario volvió al frente. Su vida, que podría haber culminado con la anécdota del escritor, no hizo más que empezar. 

España estaba dividida en dos, y detro de esas, en otras muchas Españas, a lo largo de anjas y trincheras. Luego de casi tres años de lucha, Madrid, ya tomada por Franco, se llevó toda la esperanza de salvar a la República, a la democracia, a la cultura pluralista sin el agobio de la sotanas, se llevo casi un millón de vidas, la vida de Lorca, la poca salud de Miguel Hernández, que urió en la cárcel de tuberculosis, los españoles que se exiliaron ... 
A quien no pudo llevarse ni los prepotentes ni el paso de los años fue a Rosario

domingo, 2 de enero de 2011

SIGÜENZA

El 24 de julio de 1936 llega a Sigüena una pequeña avanzadilla cenetista al mando de Cipriano Mera. Tras él, columnas milicianas: en el convento de las Ursulinas las milicias anarcosindicalistas, en las Franciscanas, el batallón comunista Pasionaria, cerca del Obispado, las milicias de Ferroviarios de UGT y las milicias del POUM en la estación de ferrocarril. Unos 5.000 hombres. Mera abandona la ciudad el ía 25

"Al llegar a Sigüenza, quedé sorprendido del cuadro que se presentaba ante mis ojos. Se trataba de una gran ciudad ocupada por conventos. Tenía un espléndido palacio arzobispal, un monumental seminario con una biblioteca adjunta, una catedral famosa con ricas joyas y obras de arte, que se conservan cerradas para seguridad, y muchos templos con suculentas curiosidades.

El convento que ocupaba la CNT era uno de los lugares más espaciosos del lugar, alojándose allí casi los mil hombres que formaban el batallón. La iglesia era de piedra, y tan gran que podría acoger a todo el pueblo. El local principal de la iglesia se detinó para comedor, dando cabida a todos los comenales del batallón. Pero a poco de estrenar el local, los fascistas lo destruyeron alcanzandolo con una bomba.
 El local que servía como ropero era un salón, atestado por ropa corriente de consagración, además de grandes reservas de telas de hilo y seda. Un día avisé a las mujeres más necesitadas para que se levaran lo que necesiitarran, dejando allí sólo los muros. 

Tras mi llegada, vino a visitarsme el teniente de Sanidad Militar, quien acabó confesando que no le parecía bien que los médicos fuésemos armados hasta los ojos como íbamos nosotros, pues si los fascistas nos tomaban, tendrían el derecho de fusilarnos, según los Acueros de Ginebra, a lo que yo le contesté que ignorara tales acuerdos y que se armara bien para lo que podría venir. Pocos días después le sorprendí colocando cruces rojas sobre las tejas de los Hospitales Militar y Asilo, y al advertirle de que aquello era un banco perfecto para la aviación fascista, volvió a invocar los acuerdos de Ginebra. Precisamente estos edificios fueron destruidos por la aviación enemiga.

 Desde el momento en que llegué a la ciudad y analicé su situación política, sabía que estábamos perdidos. Nuestra fuerrza se había estancado allí, en lugar de marchar contra el Aragón fascista, al mismo tiempo que los catalanes debñian empujar contra Zaragoza.Los tanques se dirigieron varias veces sobre el castillo de Atienza. Aquel castillo, a pie del pueblo, se veía a simple vista desde Sigüenza. Se practicaron  ó 4 ataques contra el pobladol llegando a su entrada e intercambiando disparos con el enemigosin llegar al castillo, y luego, vuelta a Sigüenza. 


La última expedición que se hizo, en la retirada, un avión fascista lanzó algunas bombas sin hacer blanco. Esa tarde se rompió el fuego al oeste de Sigüenza, en dirección al castillo de Atienza, haciendo una tregua al caer la noche. Pero por la mañana se reanudó el combate, estando nuestras filas reforzadas por la presencia de numerosos guardias de asalto y artilleros, con varios cañones de 7.5 teaídos de Guadalajara, donde había un campamento militar. El coronel Jiménez Orgue tomó el mando de todos ellos. A poco de romperse el fuego, cayó una joven muerta con una herida de bala en la cabeza y dos hombres heridos, uno con un balazo en el estómago y otro, con una herida contusa muy aparatosa en el pecho, causada por una bala de cañón que no estalló, y e rebote golpeó al miliciano.

La artillería lanzaba continuamente sus proyectiles sobre el castillo, respondiendo débilmente los fascistas. La descarga de fusilería se sucedía sin interrupción. En la colina me paré con el coronel Jiménez. Para él, la bravura de los milicianos era enorme, pero no tenían disciplina, habiendo dispersado y avanzado sin órdenes suyas.



Por la tarde, los proyectiles de cañón caían a nuetsros pies, y las balas silbaban sobre nuestras cabezas. Llegó la noche y la lucha siguió en el mismo punto. e pronto, alguien ordenó que avanzasen los dos carros blindado que nos había enviado la CNT  de Madrid. Siguieron una estrecha carretera qe estaba cortada a un centenar de metros de distancia, y al detenerse, fueron blanco de los fascistas, que los tumbaron averiados, teniendo luego nosotros que destruirlos co dinamita. Allí recogimos malherida de un brazo a una joven de 15 años, hija de un minero de Almadén, que murió tuberculoso. La muchacha se incorporó al grupo de los anarquistas, en unión con su hermano, y la madre me pidió que la cuidara. La puse en al retaguardia, fuera de todo peligro, pero su pasión revolucionaria le hizo ocupar un puesto importante en el frente.


No se por qué pero se tocó la retirada,y las tropas comenzaron a desplegarse hacia Sigüenza. No tuve tiempo de avisar al médico para que se viniera con nosotros, y al poco tiempo, fue fusilado or los fascistas en la puerta de su casa, por la ayuda que nos había prestado.


La situación fue empeorando por momentos. Los fascistas fueron estrechando el cerco, arrojando sus proyectiles sobre la ciudad con mucha precisión. 
Baides era un pueblo muy bonito, situado en las alturas, a 20km de Sigüenza. Como en todos los pueblos, los pobres se unieron en la lucha. En el centro, había un verdadero palacio rústico, habitado por un amigo y cómplice de Romanones, quien huyó. Este edificio era muy alto, y las casas de los humildes se disponían a su alreedor, como arrodilladas. El edificio fue ocupado por los dirigentes locales de la CNT y el grupo de sanitarios.

Separadas or un riachuel poco caudaloso, nordeao de álamos, se encontraba la estación de ferrocarril, que sufrió repetidos ataques de la aviación fascista, bien por su posici`´on estratñegica, por la influencia comunistas e estos pueblos. Teniamos un buen refugio: era una galería abierta en tierra de 50m bajo un alto montículo. Aquel lugar sirvó en otra época como almacén de vinos del pueblo. A una señal de alarma, todo el pueblo acudía al refugio, acomodándose bien.



Todos los días al amanecer dejábamos el pueblo cruzábamos la estación y subíamos a pie una empinada montaña, llegando a una explanada, en cuyo extremo norte, tenian emboscados a nuestros milicianos.

Un dá contemplé desde esta altura la pasada de un trimotor alemán en dirección a Sigüenza. Planeó sobre la ciudad, y al momento, dejó caer una gran bomba. Era el primer aeroplano que sobrevolaba Sigüenza, y la gente, confiada, salió a la calle a recibirlo. La bomba cayó por sorpresa sobre la multitud, causando numerosas víctimas civiles. A poco de ese suceso, mandaron una escuadra de aeroplanos atacaban por el aire, ientras el ejército embestía por tierra. El hospital fue bombardeado, pese a la gran cruz roja colocada según el acuero de Ginebra. Los heridos hospitalizados fueron pasando por la bayoneta. Se fusiló a los médicos y al teniente de Sanidad. Una joven llamada Esperanz,a que trabajaba en la oficina, no fue fusilada, pero sí colgada de un árbol, viéndose de lejos cómo se balanceaba el cadáver.


El hospicio, con su cruz roja, fue hundido por la aviación. Sólo escapó un soldado viejo que estaba de guardia, que legó herido sin nariz.
Bajo tierra, aparte de combatientes perecerían unas 600 civiles de tendencia derechista. Los últimos combatientes se refugiaron en la catedral, muriendo hasta el último, pero resistiendo, sus gangrenas, el hambre.

PUEBLOS DE RETAGUARDIA MADRILEÑOS

El 1 de mayo de 1936 pasaron por la carretera de Francia varios autos y camiones con personas derechistas con su brazo en alto, y en San Sebastián de los Reyes tuvo alguna contestacion en forma de aplauso por parte de algún vecino, que dio lugar a un altercado. No hubo más hhasta el 18 de julio. Las fuerzas de seguridad leales acudieron a sofocar la rebelión. El orden público es asumido por milicianos: en Fuencarral predmina el PCE, en Sanse y Algete la CNT, en Alcobendas y Talamanca el PSOE, y en Valdetorres del Jarama el PCE.
Los carabineros y guardias de asalto volverána tomar el camino de Francia de nuevo. La violencia se irige por parte e trabajadores y campesinos a la incautación de benes y casas de derechistas locales, como ganado

En Alcobendas, de 1500 habitantes, Enrique López Silva, Antonio Vázquez y Víctor Muño, habían sido alcaldes; cuatro derechistas acabarán asesinados: el párroco Mariano Sebastián Izuel, el capitán Francisco Sánchez y los caciques Andrés Lusson Aguado y Andrés Rodríguez, ligados ala asociación religiosa Virgen de la Paz. La autoridad gubernativa del Ayuntamiento intervendrá para impedir una detención masiva de simpatiantes del levantamiento. La represió posterior acabó con la vida de 12 personas, entre ellos, varios del JSU.

En San Sebastián de os Reyes, la violencia recae en la familia Izquierdo, siendo asesinado su patriarca Hermenegildo, el caciwue local, jjunto con otros miembros de su familia, como Vicente y Gabriel Izquierdo, Lorenzo Frutos de la CEDA, o el propio Párroco el 30 de agosto de 1936, siendo en total 12 muertos. La vergüenza costó 14 muertos, entre ellos, varios fusilados en la cárcel de Colmenar Viejo, y al mens un exiliado.Todos se encuentran aún en una fosa común entre Sanse y Fuente del Sanz, donde perecen también vecinos de Talamanca o Alcobendas.


En Valdetorres del Jarama, el ayuntamiento democrático lo constiituían miembros del PSOE, PCE y CNT, quienes paran un intento de detenció por parte de los milicianos y liberan a los confinados. El 28 dejulio es asesinado el párroco del pueblo al intentar pasarse por una finca, a manos e milicianos.
Una columna motorizada franquista tomó el puelbo el 28 de marzo, con las consiguientes consecuencias: dos assesinados, 3 exiliados a Francia, un desaparecido y una veintena de detenidos por "auxilio a la rebelión". El nuevo alcalde Colino detuvo la humillación dque unos franquistas le hacían a los hijos de unos republicanos, intentando raparles el pelo.


En Talamanca, Teodoro Sanz logra desde la alcaldía que, excepto la quema de símbolos religiosos, ni el cura escondido en una casa el pueblo, ni ningún derechista sufra represión.El pueblo les protege de las milicias de Torrelaguna. El alcalde socialista procee a la municipalización de las tierras productivas y su gestión, por parte de una cooperativa de campesinos, y las campanas de la Iglesia se fundieron para municiones.


La Cartuja pasa a ser un polvorín municipal, y se establece u campo de aviación para bombardeos que cubran el frente de Gascones y Buitrago, durante a batalla de Brunete varias escuadras salen de este aeródromo. En septiembre de 1936 un CR32 derriba sobre Talamanca al bmbardero de fabricación francesa Potez 54 de la escuadrilla Lafayette, muriendo su copiloto. El núcleo urbano fue bombardeado, matando a 5 vecinos, entre ellos una niña de 6 años, y en total, fueron 12 los heridos, dañando el monumento histórico.





 

sábado, 1 de enero de 2011

ROSARIO LA DINAMITERA

Madrid no tenía el aire festivo de otros fines de semana. Aquel sábado 18 de julio de 1936, la capital habia abortado el levantamiento militar iniciado la víspra en el protectorado de Marruecos, que se había extendido por la península como el aceite. Miles de obreros asaltaron el Cuartel de la Montaña, principal foco rebelde, y se preparaban para defender la ciudad del autodenominado Ejército Nacional, que avanzaba desde el Norte para hacerse con los embalses de Loyola.


Decenas de camionetas partieron la madrugada del día 19 rumbo a la sierra, repletas de jóvenes que se habñian ofrecido voluntarios para combatir, convencidos de que en cuestión de días estarían de vuelta en casa. Entre los que viajaban en esos camiones, camino de Buitrago, viajaba una muchacha de 17 años, Rosario Sánchez Mora. Se había alistado la tarde anterior sin decir nada a su familia, en el centro cultural Aida Lafuente, que la Juventud Socialista Unificada (JSU) tenía en el número 10 de la calle Bernardino, a unas manzanas de su domicilio.


Rosario llevaba un año viviendo en casa de unos vecinos de su pueblo, Villarejo de Salvanés, que se la habían traído a Madri para que cuidara de sus hijos. Andrés Sánchez, su padre, no quería que se marchase del pueblo, pero al final accedió con la condición de que aprendiera corte y confección. Él hubiera preferido que hubiera estudiado para comadrona o maestra, pero sin dinero para pagarle los estudios, un oficio era lo máximo que le podía ofrecer. Anrés había enviudado años antes de la madre de Rosario, se había vuelto a casar y tenía otros 5 hijos de su segundo matrimonio, de modo que no le pareció mal que su hija se marchara a la capital a labrar su futuro.


Al llegar a sus destinos, Rosario y sus compañeros fueron encuadrados  en una de las unidades de choque que se batía con el enemigo en primera línea de fuego, a las órdenes de un joven de 26 años, robusto, de mediana estatura y barba cerrada: Valentín González, al que todos apodaban "El Campesino". Con un mosquetón de 7kg y sin nociones de armas que las recibidas en las trincheras, Rosario comenzó a pelear como un miliciano más en una línea de frente que se prolongaba a lo largo en muchos kilómetros. Disparaba contra un enemigo que sabia estaba a corta distancia, pero que nunca había visto. En la Peña del Alemán, una posición avanzada que los fascistas habían señalado como objetivo prioritario, vio morir a muchos de los muchachos que viajaron con ella desde Madrid.


Tras dos semanas de enfrentamientos, donde lograron contener a los rebeldes, la guerra en la sierra dejó de ser una guerra abierta para convertirse en una batalla de posiciones. Rosario fue entonces destinada a la sección de dinamiteros, que estaba al mando el capitán Emilio González González, un minero barrenista de Sama de Langreo, Asturias, especialista en el manejo de fulminantes y dinamita. El grupo tenía su base en una casa abandonada entre Buitrago y Gascones, a 5km de la línea e fuego, donde disponían de un pequeño polvorín en el que almacenaban los explosivos y confeccionaban unas rudimentarias bombas. Los artefactos en cuestión, eran latas e leche condensada, que se reciclaban hasta convertirse en granadas de mano. 
El proceso era simple: se llenaba la lata de clavos, tornillos y cristales, y sobre ellos se vertía la dinamita. Luego, se cerraba el bote con su propia tapa, y se ataba con una cuerda y trapos para que no se derramase el contenido. La tarea más peligrosa era colocar el fulminante y la mecha para que aquello estallara, de lo que se encargaba personalmente el capitán González.


La mañana del 15 de septiembre, Rosario y sus compañros aprendían a efectuar una descarga de cartuchos de dinamita, mucho más fáciles de manejar que las bombas de lata. Eran 10 milicianos, y Rosario se colocó la última de la izquierda. Cuando prendió su mecha, la oyó silbar. La noche anterior había llovido y estaba húmeda; se quemaba por dentro, pero no por fuera, y n sintió el calor de la llama en la uá de su dedo pulgar, que indicaba el momento de lanzarla. El cartucho estalló en su mano derecha, que le destrozó todo por encima e la muñeca. Herida de gravedad fue operada en el hospital de la sangre de Cruz Roja en La Cabrera, donde consiguieron salvarle la vida.


Llevaba varios días convaleciente en el hospital, cuando el filósofo y catedrático de la Universidad de Madrid, José Ortega y Gasset, acudió a visitarla al conocer la historia e la joven muchacha que había perdido una mano en el frente. Iba camino a Valencia y aprovechó el viaje para informar personalmente al padre de Rosario de lo ocurrido, que esa misma noche se desplazó al hospital.El hombre, fervinte republicano, se enorgulleió de su hija.


Rosario fue trasladada al Hospital de la Cruz Roja en la Calle Victoria, y de allí, a otro instalado en la Facultad de Filosofía y Letras para que acabara su recuperación. Para entonces, 4 de noviembre, los fasicstas se encontraban a 5km de la capital. La caída de Madri parecía inminente, y con ello, el fin de la guerra. Así lo creía hasta el propio gobierno de Largo Caballero, que abandonó la capital rumbo a Valencia. Dos días más tare, Rosario y sus compañeros de convalecencia fueron evacuados del hospital ante la proximidad del enemigo, que estaba a unto de lanzar su mayor ofensiva contra la Ciudad Universitaria. Aún débil fue ingresada en el Hospital de San José y Santa Adela, en la calle de Eloy Gonzalo, que abandonó posteriormente con la intención de volver a las trincheras, aunque fuera con una sola mano.


La unidad de choque del Campesino se había convertido en la 10º Brigada Mixta, con más de 3.000 hombres, y su comandancia estaba en el convento de las Clarisas de Alcalá de Henares. Rosario fue rcibida como una heroína y destinada al Comité de Agitación y Propaganda.


La estancia en Alcalá fue corta, apenas de una semana, pues el Campesino trasladó su estado mayor a Ciudad Lineal, primero, y a un chalé en el número 11 de la calle O´Donell, y Rosari o se fue con él encargada de la centralita. Antonio Aparicio, poeta sevillano, al que conoció en Alcalá, se convirtió en asiduo del lugar y entabló con él una gran amistad. Un ía vino acompañado de otro poeta amigo suyo, llamado Miguel Hernández, quien había escrito un poema a la joven por las hazañas que los compañeros le contaban en cmapos de batalla. 
A la amistad de Antonio se unió la de Miguel y después la de Vicente Alexandre, inseparable de ellos.


Los días discurrían tranquilos en el chalé, aunque las noticias que llegaban del frente cada vez eran más preocupantes. Los bombardeos se iniciaban al amanecer, "el lechero" lo llamaban los madrileños, y los cañones batían la Gran Vía, bautizada como Avenida de los Obuses o del "Quince y Medio" por el calibre de los proyectiles que impactaban en sus edificios. Una mañana apareció en la oficina un joven que Rosario no había visto nunca. Era alto, apuesto, pelo ondulado y ojos claros, y un latigazo le recorrió el corazón. Desde entonces, esperaba a diario la visita de este joven. Del cruce de miradas, pasaron a los saluos y luego a las charlas prolongadas. Se llamaba Francisco Burcet Lucini, tenía 20 años  era sargento de la Sección de Muleros de la Brigada. Comenzó a cortejarla y en semanas, nervioso, le pidió relaciones. Rosario acepotó y su recién estrenado noviazgo se basaba en visitas fugaces y algún breve paseo por el Retiro. Nunca fueron juntos al cine, ni ella le dejó que le cogiese la mano, y mucho menos que le diera un beso.


Había pasado un año de guerrra cuando se le presentó de nuevo la oportunidad de volver al frente. La 10º Brigada Mixta del Campesino se habia convertio en la 46 División, con más de 12 il hombres a su disposición, que en el verano de 1937 intervino en una ofensiva en Brunete para intentar atrapar en una bolsa a las fuerzas nacionales que sitiaban Madrid desde el suroeste. El ataque fue de tal magnitud que el pueblo claudicó en horas, aunque la s pequeñass guarniciones de Quijorna y Villanueva del Pardillo resistieron.Rosario fue elegida para convertirse en cartera del frente, nexo e unión con el Estado Mayor en la capital y llevar la correspondencia a los soldados.


Las cartas para el frente se recibían en una dependencia situada en el número 18 del Paseo del Prado. Un  grupo de chicas las ordenaban por Brigadas, batallones y compañíasn y las introducían en sacas debidamente identificadas. A las 8 de la mañana, Rosario y sus compañeros acudían puntualmente a recoger el correo, y sin demora se dirigían dando un rodeo para evitar las zonas más próximas al enemigo, aunque en más de una ocasión fueron tiroteados al introducirse por error en territorio controlado por los nacionales. Hasta que el 25 de julio, festividad de Santiago Apóstol, los nacionales se apoderaron de Brunete.


Rosario regresó a Alcaá con las tropas del Campesino, aprovechando la ocasión para casarse con Paco. El enlace se celebró por lo civil el 12 de septiembre, acompañados de familiares y amigos. Alquilaron una modesta vvienda en la localidad, donde vivieron us pasión semanas intensas. Rosario se quedó embarazada, pero su felicidad duró muy poco. El 21 de enero de 1938, Paco partió rumbo a Teruel con los hombres con los hombres de la 46 División para rebelar a los de la 11º, que habían participao en la toma de la ciudad, la primera capital de provincia que las tropas republicanas lograban reconquistar desde el inicio de la guerra. Como antes con Brunete, los republicanos cedieron luego Truel, y las tropas del Campesino regresaron a la capital agotada. Estuvieron dos semanas juntos, hasta que la unidad fue enviada al frente de Aragón para contener otra ofensiva fascista en la zona.


Durante meses, su único contacto eran las cartas que se escribían. Largas cartas donde expresaban sus sentimientos. Angustiada por semanas sin saber de él, limitándose a ver pasarlos ías debido a su estado de gestación, Rosario comenzó a trabajar en la oficina de Dolores Ibarruri. La Pasinoaria había organizado en el número 5 de la calle de Zurbano para reclutar mujeres que cubrieran los puestos de trabajo que los hombres dejaban libres cuando se marchaban al frente. Estuvo allí hasta el 22 de julio, fecha en que tuvo a su hija en el Hospital de Santa Cristina, en la calle O´Donell, a la que puso el nombre de Elena.


Las tropas del Campesino participaban activamente por entonces en la ofensiva del Ebro. La batalla más decisiva e la guerra concluyó 4 meses más tarde, el 15 de noviembre, cuando las tropas de Franco diero por reconquistadas las onas que perdieron el verano anterior, partieron la zona republicana en dos y decidieron avanzar hacia Barcelona. Fue entonces cuando las cartas de Paco dejaron de llegar, y Rosario n supo si había muerto, si había logrado escapar a Francia, o era uno de los miles de prisioneros que hicieron los fascistas a su paso.
El 26 de enero e 1939 las tropas de Franco entraban en Cataluña, y 3 meses más tarde lo hicieron en Madrid. La guerra habia acabado.


Rosario dejó a su hija con su madre e intentó escapar por Alicante con su padre, donde fueron capturados junto con otros 15 mil republicanos que esperaban exiliarse a bordo de barcos de la Sociedad de Naciones que nunca llegaron a puerto. Fueron conducidos al campo de Los Almendros, donde fusilaron a Andrés. Rosario fue loiberada y trasladada a Madrid, donde de nuevo fue detenda por vecinos falangistas de su pueblo, que la encarcelaron en la prisión de su pueblo, y luego en Getafe, mientras se incoaba el procedimiento sumarísimo de urgencia 34.378. La petición fiscal e pena de muerte fue conmutada a 30 años de prisión por delito de adhesión a la rebelión. Ella, que había defendido la legalidad republicana, era acusada de haberse levantado conta los que la violaban. 


Su primer destino como penada fue la prisión de Ventas, convertido en un enorme almacén humano en el que se hacinaban más de 4 mil mmujeres, pese a su capacidad para 400. En ella permaneció por un espacio de dos meses y medio, hasta su traslado a la prisión de Durango, un convento de monjas donde hasta hacía muy poco las novicias tomaban sus votos como monjas. Comenzaría un periplo carcelario que la llevaría a las cárceles de Orué y finalmente, a la de Saturrarán, donde el 28 de marzo de 1942, tras sufrir3 años de encierro y todo tipo de calamidades, fue puesta en libertad gracias a los beneficios penitenciarios que el nuevo régimen se veía obligado a decretar para aliviar sus prisiones. El mismo día que salía de la cárcel moría su amigo alicantino Miguel Hernández en prisión, víctima de una tuberculosis, agravada por el penoso estado de las prisiones. 


Desterrada a 200km e Villajero, Rosario marchó a Samprón, una pequela aldea del Bierzo leonés, en el que vivía una antigua compañera de prisión que había salido libre antes que ella. Durante dos meses, la guerrra se convirtió en un recuerdo lejano, hasta que el instinto por recuperar a su hija la llevó de nuevo a Madrid, pese a la prohibición de hacerlo. En la capital buscó la ayuda de otra compañera, Rufina Núñez, quien la acogió en su casa. 


Las semanas siguientes descubrió que su hija Elena estaba a cargo de su suegra. Acababa de cumplir 4 años y era una niña espigada, delgada, que rompió a llorar cuando aquella desconocida la abrazó llorando diciendo que era su madre. La vida parecía recuperar sentido, y por medio también de Rufina, mandó recado a su madre,  quien acudió a Madrid parfa reencontrarse con ella. Tan solo faltaba Paco, de quien s suegra no sabía nada desde que acabó la guerra. Fue su cuñado José Luis quien le reveló que su amrido vivía en Oviedo, se había vuelto a casar y tenía dos hijos. El régimen de Franco anuló los matrimonios civiles republicanos, y ella era, afecta a a Iglesia, madre soltera.


Viajó a Asturias en su buscapero no lo entoncró. Los padres de Socorro, su nueva mujer, le dijeron qe hacía 9 días que se habían mudado a Barcelona en busca de trabajo. Pensó que todo se había acabado. Rehizo su vida con un hermano de su amiga Rufina, con quien tuvo otra hija, y del que acabó separándose a los dos años. Ella comenzó a vender tabaco americano de contrabando en la Plaza de Cibeles. Hasta allí fue a su encuentro Paco. Cuando se encontraron, habían pasado 15 años desde su despedida en el lejano marzo de 1938. Demasiado tiempo para que todo volviera a ser igual.