jueves, 11 de noviembre de 2010

ALICANTE

En los primeros días de marzo de 1939, perdida ya Cataluña y empujada una parte e las fuerzas relevantes militares republicanas más allá de los Pirineos, la guerra ya tenía un ganador claro. Mi opinión es que la guerra estaba ya perdida desde el año 1937; eran ya demasiadas las carambolas que tenían ue sucederse a la vez para que el signo cambiase. 

Frente a la coalición formada por los militares, iglesia católica, formaciones políticas de derecha social y religiosa, y el fascismo español se opusiceron casi todas las fuerzas que en febrero de 1936 habían formado el Frente Popular, más el añadido de la CNT y la FAI, que formalmente no estuvieron de parte del mismo. Es cierto qe esta adscripción tuvo distintos niveles de pasión, y que las derechas republicanas entraron en el juego más bien de mala gana, y la izquierdas burgueas se desencantaron pronto. Con todo, estos grupos no eran los más importantes del Frente Popular, el cual aún tenía apoyos masivos ente los que le garantizaban socialistas, comunistas, anarquistas y nacionalistas catalanes, aloque hayqueunir la alianza táctica de los nacionalistas vascos. 

De todos estos grupos tan solo uno se había cansado de luchar en marzo de 1939. Eran los comunistas y scialistas negrinistas, o bien dicho antiprietistas.

Con la pérdida de Cataluña, buena parte de la nomenclatura republicana había abandonado el país. Lo hizo Azaña, si presidente, aprovechando el gesto de Francia e Inglaterra de reconocer diplomáticamente a Franco para dimitir como presidente de la República. Lo había hecho Diego Martínez Barrios, presidente del Congreso y Segundo magistrado de la nación. Lo habían hecho diputados, políticos y hasta militares, como el General Rojo, el cual se negó a regresar a la zona en guerra cuando Negrín se lo ordenó, por considerar la lucha totalmente inútil.

a República quedó privada de sus figuras, con la única excepción del propio Negrín, quien volvió, se instaló cerca de Levante, muy cerca el aeródromo, y trató de aplicar su estrategia de aguantar en espera del estallido de la II GM. 

Durante aquellos días que se sucedieron tras la caída de Barcelona, los rumores fueron constantes en el sentido de que el genera Miaja, el rpincipal militar qu quedaba en activo en zona republicana, estaba a punto de tomar el poder para poder negociar con Franco el final de la guerra. Y probablemente es lo que pasó, sóloo que por esas cosas de quien da la cara, llamamos a estos hechos, no el golpe de Miaja, sino el golpe de Casado, de Segismundo Casado, el jefe del Ejército del Centro que aglutinó a una extraña coalición de militares no comunistas, anarquistas y socialistas moderados, los "besteiristas", los cuales, en la noche del 4 de marzo, crean un Consejo Nacional de Defensa, que acabará presidiendo Miaja, que toma el control del lado republicano  con la intención de ahorrarle a dicho bando de la guerrra el final numantino que los comunistas estaban dispuestos a realizar, y al que, no pocos anarquistas no les hacía ascos.

Es lógico que lo más revolucionario de la Republica quisiera morir luchando; pero para entonces, el grueso del ejército republicano estaba formado por personas reclutadas obligatoriamente, entre 15-45 años, ya que los de 50 eran guardas de fortaleza, y su situación era tan desesperante que durante la inexistente defensa de Barcelona había sido necesario dejar a la policía urbana sin pistolas, porquehasta estas armas fueron necesarias para el frente. 

Casado pensó que tanto él como quienes dieran el golpe tendrían la posibilidad de hacer borrón y cuenta nueva con el que hasta entonces era su enemigo. De hecho, cuando regresó a España 20 años después, trató de reingresar en el ejército.Chocó sin embargo con la rigidez de Franco, que no quería oir hablar nada de rendiciones honorosas ni nada que pareciera un pacto entre iguales. 
Franco quería vencer, sin condiciones, , y por eso las negociaciones llevadas a cabo en el mes de marzo, una vez que los miajistas y los casadistas , o mejor dicho, los republicanos no comunistas, consiguieron dominar la reacción del PC y le dijeron adiós a Negrín, lo abocaron al fracaso.

En realidad, si la guerra no había terminado antes, lo hizo el domingo, 26 de marzo de 1939. Este día, a últimas horas de la tarde, el Consejo de Defensa Nacional, embarcados en negociaciones con el bando nacional, en las que básicamente trataban de conseguir un plazo de tiempo para que todo aquel que pudiera temer represalias saliese a tiempo de España, dio la orden de responder a todos los del frente a un eventual ataque franquista izando la bandera blanca. Claramente, los representantes del bando republicano se resignaron a la idea de que lo mucho que iban a obtener de Fraco era la manera mejor de salir de España.

Cómo marcharse, sin embargo, era un grave problema. Había contado, hasta el 5 de marzo, con a flota republicana, surta en Cartagena. Sin embargo, la cración del Consejo de Defensa de la Nación, había provocado extraños movimientos en Cartagena. A veces se dice que hubo un sublevación profranquista. Creo que hubo dos rebeliones distintas con signos distintos: una, efectivamente franquista, y a otra repubicana, en el mismo sentido que el del golpe de Casado. 
En medio de esta situación tan confusa, unidades comunistas egaron a a ciudad para retomarla, aunque las órdenes reaes eran de actuar de forma conciliadora, porque o principal era conseguir lo que no se consiguió, es decir, conservar los barcos. Finalmente, el almirante Buiza, comandante de la flota, y el socialista Bruno Alonso, comisario político general de la misma, deciden hacerla a la mar y drigirse a Bizerta, en el norte de África, donde se entregaron.


La marcha de la flota republicana fue un golpe durísimo para aquellos que pensaban en la evacuación. Aunque había otros resortes. La República impulsó la creación de una compañía naviera en Francia, las Mid- Atlantic, más que nada para poder hacer relaciones comerciales. El diputado socialista besteiro Trifón Gómez fue encomendado en Marselllas a dirigirse a a las oficinas de dicha empresa para coordinar las acciones  de envíos de barcos a los puertos de Valencia y Alicante, para recoger allí a esos republicanos que querían huir de España.


La semana que comenzó el 27 de marzo de 1939, lo hizo con muchas prisas en Madrid. Todo aquel que en la ciudad se creía con significado como mmiembro del Frente Popular, o que simplemente temían la llegada de las tropas de Franco, se marchó de la ciudad en algún momento de la madrugada y las dos de la tarde del día 28. Sabemos que Eduardo Guzmán, periodista anarquista que dirigía el periódico "Castilla Libre", que los anarcosindicalistas fijaron las once de la mañana de dicho día como tope para estar en la sede sindical de la calle Luna, para irse. La única persona que se quedó fue Julián Besteiros, quien moriría  después en las cárceles franquistas. 
Antes, en la tarde noche del día 27 se produjo lo que puo ser el colapso de toda la ínea de defensa republicana. La reacción de los soldados ante el anuncio del domingo en el sentido de que de ser atacados, debían izar la bandera blanca y entregarse sin luchar, hizo que los soldados, abandonasen a su aire los frentes y se dirigiesen rumbo a los pueblos de Madrid. Esto, no era lo que quería el Consejo Nacional de Defensa, que los necesitaban en sus puestos para seguir teniendo algo con lo que negociar sus pretensiones, que al parecer, era una ocupación de la zona republicana por Franco que tomase unos 15 días para dejar hueco a la huida masiva del frent popular. Así, en las calles de Madrid, sobre todo las lindantes con la Casa del Campo,  se producen encuentros casuales entre dirigentes políticos y soldados, tratando de convencerles para que volvieran a las trincheras. Sólo con gran esfuerzo, lo consiguen.


En la noche del lunes 27, incluso miembros del Comité de Defensa creen que tienen 72 horas para dejar Madrid. Creen que los naconales han dado el visto bueno a su plan de evacuación y han prometido no entrar en Madrid hasta el día 30. Al final de la tare, ya son ciertas las noticias de que entrarán realmente la tarde del día 28. Se dice que en Valencia, Cartagena y Alicante hay barcos suficientes para este plan de evacuación.


Ese día 27, Madrid está dividida. Por un lado, las personas que se sabe o consideran significados frentepopulistas, que preparan frenéticamente su huida de la capital, y el resto de la ciudad, que hace su vida normal. Ese día 27 los comercios abren normalmente y los travías circulan como siempre.


Aquel día, nadie sabía a ciencia cierta por qué las tropas franquistas no acababan de aparecer. Los ejércitos republicanos habían recibido las órdenes de rendirse, y de hecho, la calles de Madrid seguían repletas de soldados, más o menos desharrapados, que emprendían los caminos de vuelta a us casas. Entre lasúltimas horas del 27 y toda la mañana del 28, las diferentes carreteras por las que se salía a Valencia se llenaron de coches y camiones cargados de personas. Los huidos no fueron especialmente hostigados por los franquistas. Sin embargo, no faltaron los enfrentamientos en aquellos lugares republicanos donde lso franquistas quintocolumnistas se mostraban ya implacables. 
El domingo 26 y el lunes 27 hubo oches por Madrid que se paseaban con las banderas bicolor, y en muchos pueblos de Guadalajara y Cuenca, al paso de los republicanos que huían, ponían en las casas nacionales colgadas de sus ventanas. En algún caso, estos profranquistas, escondidos hasta ahora, agredían a tiros a los camiones que pasaban, pero no hubo unidades militares oficiales que impidieran huir a los republicanos.


Valencia fue durante toda la guerra, un lugar un poco chirriante para uchos republicanos. No fueron muchos los reproches vertidos por los valencianos, ya que estos, durante toda la guerra, estuvieron a distancia de cualquier frente, por lo que parecía que en Valencia no hubiera guerra. 
En aquellas últimas semanas de marzo de 1939, la ciudad se convirtió en un hervidero de refugiados. 


Hay indicios de que en la ciudad no faltaba lo básico: había mucha comida, lo cual es ógico pues cada vez fue menos necesario sacarla de la ciudad para enviarla a frentes ya inexistentes. Pero por lo demás, la ciudad era ingobernable. En la noche del 28, el Consejo Nacional oculta a la población, que anda por las calles isn saber dónde ir, que el general Miaja ha tomado un avión huyendo de España.


En el puerto de Valencia hay un barco inglés. Pero las fuerzas militares, a las órdenes del Consejo Nacional de Defensa, no dejan subirse a la gente a él. De hecho, es posible que el propio capitán del barco se negase a ello. Los coches vuelven del puerto llenos de gente enfadadas que sospechan de ambos lados. En ese momento, comienzan los rumores de la llegada a Alicante de un barco, confirmado horas más tarde, el Marítima, en un peurto con apenas gente, que desea zarpar en horas, con lo que la gente es desplazada hacia allí ante las dificultades de atracar en Valencia.


A media tarde del 29 se ponen las cosas duras para los republicanos. Las unidades de Levante abandonan sus puestos. Esto convierte el éxodo levantino en angustioso, porque recortan los plazos. Los coordinadores de la evacuación, quienes primero creyeron que contarían con 10 días, y luego vieron que pasaban a 4, veían que Franco estaba allí en horas, o les olía ya la nuca.


Por todo, para la gente estaba claro que el puerto clave de la evacuación era Alicante; era llanamente, el que estaba más lejos de los frentes. Muchas personas hacen ese viaje cantando y de buen humor, convencidos de estar participando en una evacuación bien reglada y organizada. Pero al llegar, reciben el primer gole: el Marítima ha zarpado, casi vacío.


Tanto Casado,que no ha salido de Valencia, como la comisión de evacuación que coordina la misma, presidida por el francés Charles Trillon, aseveran que en la tarde del 30 habrá en Alicante barcos de sobra. Era lo que pensaban. Y allí en el puerto había miles de personas que esperaban esos barcos, que los veían llegar, pero que a 500m de llegar, se daban inexplicablemente media vuelta.

La Comisión de Evacuación y la formada por los partidos para coordinar la salida, se reunen en el consulado francés, en la calle de Castaños, y a las dos de la madrugada se tiene noticias optimistas: llegarán más barcos. Por esas fechas, las cifras de refugiados oscilaban entre 15.000 personas. En la mañana, otro buque se acerca al puerto. Esa mañana, un nuevo buue asoma por el horizonte, pero vuelv a darse la vuelta.

Este es el segundo mazazo para la población, que cae como una bomba atómica. Es ahora cuando se empieza a hablar de que la famosa Mid- Atlantic está dominada por los comunistas, que no querían salvar a los exiliaos, para poder incrementar las dimensiones del martirio español, a la conveniencia de su propaganda. Esta noticia es difundida, tanto por anarquistas como pro socialistas. Ese día 30, la Comisión de Evacuación ofrece una plaza en el avión francés quehace la ruta entre Casablanca y Marsella, con escala en Alicante para que comprueben lo que realmente sucede en el Mid-Atlantic. El motivo de esta medida es que la propia comisión es que creen que ha sido el armador el que ha dado las órdenes de no entrar a puerto.


A la una de la tarde, cae otra "bomba": la comisión de vigilancia informa que el general italiano Gambara y sus tropas, la división Littorio, están a la entrada de Alicante y quieren hablar. El acuerdo es: que se les dee entrar sin lucha en ALicante, a cambio de que los italianos dejen a la gente de los puertos permanecer allí hasta que se puedan marchar. Muchos son los que no creen en los italianos, recordando el asunto Santoña. Pero lo cierto es que los huidos tienen poco margen de decisión. Así se llega a un acuerdo, que provoca una escena surrealista: las tropas italianas entrando en Alicante y pasando junto al puerto en formación, mientras los que han sido sus enemigos, les miran desde el muelle con desconfianza; dos enemigos en la misma ciudad y ningún tiro.


En ael atardecer del día, 30, Radio Macuto asegura que el mismísimo estado francés está ispuesto a garantizar la evacuación y que un barco está a punto de llegar a puerto. De hecho, se realiza, sin dificultades, la selección de los 150 perosnas que embarcarán en un crucero francés que se supone presto a llegar, y que nunca embarcarán. A esas misma hora llega a Alicante la noticia de que en el  puerto de Gandia ha salido un barco-hospital inglés con 200 españoles a brdo, entre elos, los miembros del Consejo de Defensa. 


A la una y media de la tarde del día 31, el muelle alicantino hierve. Se dicen que llegan barcos. En efecto, se distinguen en la noche loq ue parecen 7 barcos. A las dos de la mañana, tres de esos barcoos parecen tomar rumbo a puerto. Pero una vez más, el barco que va delante a unos 300m de ellos, se vira y se va. Los dos mercantes que le acompañan le imitan. 


A las 6 de la madrugada, nueva conmoción: tres barcos más, que hacen el mismo movimiento que los anteriores. Es a partir de este momento cuando comienza el goteo de los suicidios. Personas que aún conservan sus armas se vuelan las cabezas, otros que no saben nadar se tiran al agua y se ahogan. Un alcalda frente populista se corta la yugular y se sienta para vivir los últimos segundos de su vida con un puro en la mano.


Trillon anuncia la llegada de un nuevo barco, pero ya nadie le cree. Según las explicaciones que les han dado, el crucero francés que tenía que recoger a los 150 elegidos dio la vuelta al saber que muchos de los que estaban en el muelle portaban armas. Temían un pandemium por el deseo de todos de subir al barco y escapar. Los tres buques que llegan paran sus máquinas a istancia considerabe de la costa. Es cuando los representantes el Comité vigilancia ocnvican una reunión con los representantes de todos los partidos, reunión que despierta la angustia de todos los que están en el puerto. Finalente, se hace público los resultados de la conferencia: se trataban de barcos franceses que podrían llevarse a refugiados. Pero no entrarán en el puerto hasta que todos los refugiados les entreguen sus armas. El general italiano está conforme, y el pueblo tiene que dejar las últimas armas que le quedan para que se las lleven en camiones.


Y sin embargo, a la una de la tarde, lso barcos viran y se marchan vacíos.


Media hora después, el  puerto bulle de nuevo. Los barcos regresan y se produce cierto júbilo. Pero cuando se acercan, ven que es un buque de Franco: el minador Vulcano. Este entra en el puerto y sus soldados desembarcan cantando el himno de la Legión. Muchos republicanos desde el muelle comienzan a cantar "A las barricadas", La Internacional.


Los soldados e Franco anuncian a los inquilinos del muelle que si a las 5 de la tarde no se han entregado, comenzarán a disparar. Es entonces cuando comienzan las discusones en el muelle. Finalmente, los legionarios disparan dos veces sus ametralladoras pr encima de las cabezas de los republicanos. Hartos y llenos de miedo, es el fin y comienzan a sacar sus pañuelos blancos. El puerto se rinde y las tropas nacionales alcanzan su objetivo.


La primera cuestión que cabe plantearse se refiere a la actitud de los miembros del Consejo Nacional de Defensa. Sus miembros se quedaron en Valencia, cuando todo el umndo se iba a Alicante, en un gesto que se valoró de heroísmo.Pero, por esas cosas de la vida fueron ellos los que salieron en un barco inglés de Gandía. ¿Qué sabía el Consejo Nacional de Defensa el día 29 cuando comenz´a dirigir a todo el mundo a Alicante? ¿Traicionaron a sus seguidores o de verad pensaban que en Alicante staba la solución final? ¿Fueron ayudados por Inglaterra, con o sin la permisividad de franco?



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